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Si la IA llegara a inventar matemáticas, me temo que nuestra especie estará en peligro

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Si la IA llegara a inventar matemáticas, me temo que nuestra especie estará en peligro

▲ El científico creará con la dotación del premio un nuevo galardón en sus áreas favoritas de las matemáticas: la concentración de la medida, el vidrio de espín y el supremo de los procesos estocásticos.Foto Peter Badge

Eirinet Gómez

 

Periódico La Jornada
Jueves 21 de marzo de 2024, p. 5

Cuando la revista de la Sociedad Matemática de Francia preguntó a Michel Talagrand, en 2019, sobre los avances de la inteligencia artificial (IA) –recordando que tres años antes el programa AlphaGo de Google había derrotado al campeón humano del juego de mesa go–, respondió: mi primera impresión es que hay una gran diferencia entre juegos de estrategia como el go, con una complejidad considerable, pero finita, y en la que ahora las computadoras superan las capacidades de las mejores mentes humanas y la investigación matemática, que parece evolucionar en un espacio de dimensiones infinitas.

Añadió: ¿quién puede saber hoy si la inteligencia artificial podrá algún día inventar auténticas matemáticas? Me temo que, si eso sucede, nuestra especie estará realmente en peligro.

Ayer la Academia Noruega de Ciencias y Letras otorgó a Talagrand el prestigioso Premio Abel, el máximo galardón internacional en el campo de las matemáticas. Durante el anuncio, se resaltaron las contribuciones del investigador francés en diversas áreas de la disciplina, quien ha dejado una huella indeleble en las teoría de la probabilidad, de la medida y de la complejidad computacional a lo largo de su carrera.

Sus aportes han sido fundamentales en campos como la teoría de la concentración de medida, la desigualdad de la isoperimetría y la teoría de la información, entre otros.

El Premio Abel, considerado el equivalente al Premio Nobel de Matemáticas, es otorgado cada año por la Academia Noruega de Ciencias y Letras.

Talagrand, además, ha sido galardonado con otros premios, como el Loève de la Sociedad Estadunidense de Matemáticas, en 1990, por sus contribuciones destacadas en la teoría de la probabilidad y áreas relacionadas, así como el Shaw, entregado en Hong Kong en 2019.

Nacido en el sur de Francia en 1952, el matemático creció en un barrio de clase media en Lyon. Su fascinación por las ciencias comenzó cuando tenía siete años inspirado en una revista de ciencia a la que estaba suscrita su familia. A los 15 años, un desprendimiento de retina lo llevó al hospital. Durante su convalecencia, su padre lo entretenía enseñándole matemáticas, una experiencia que lo llevó a comprender el poder de la abstracción y a cultivar su pasión por la disciplina.

Después de aquel periodo en el hospital, regresó a la escuela y se volvió el mejor estudiante de sus clases de matemáticas y física.

Comencé a esforzarme de verdad: para entrenar intentaba resolver cada problema del libro de texto. En el último año de la escuela secundaria, quedé tercero a nivel nacional tanto en matemáticas como en física en el Concours Général, una olimpiada francesa para los mejores estudiantes de secundaria, recordó el académico.

Debido a sus problemas de salud, siguió sus estudios de preparatoria en Lyon y asistió a la universidad local. Fue en esa etapa que un profesor, Jean Braconnier, lo alentó a solicitar empleo en el Centro Nacional de Investigación Científica. Talagrand admite que esta oportunidad lo encaminó hacia su carrera de matemático, brindándole la libertad para trabajar en sus propios términos.

En 1981 se casó con su colega Wansoon Rhee, quien entendió desde el principio lo importante que son las matemáticas para mí, e hizo todo lo posible por proteger mi tiempo de trabajo. Ha sido la compañera perfecta de mi vida y trabajo.

Acerca de su estilo de estudiar matemáticas, Talagrand ha dicho que aprendió principalmente pensando en problemas de investigación introducidos por otros, hasta que pude desarrollar mis propias ideas.

En torno a cómo aborda los problemas, refiere que no tiene una receta mágica, pero una estrategia consiste en estudiar situaciones especiales, o debería tener miedo de comenzar entendiendo completamente casos casi triviales, y luego tratar de identificar otros problemas que podrían ser más fáciles, pero en los que la dificultad debería ser de naturaleza similar.

Para el matemático, la paciencia y la técnica son indispensables en las matemáticas, de la misma manera que los alpinistas no pueden alcanzar la cumbre de una montaña sin cuerdas ni frenos.

Talagrand es el quinto francés que gana el premio desde su fundación, en 2003. Tras agradecer el premio, anunció que dedicará los más de 721 mil dólares que recibirá, más el dinero del Premio Shaw, a crear un nuevo galardón en sus áreas favoritas de las matemáticas, que son la concentración de la medida, el vidrio de espín y el supremo de los procesos estocásticos.

El galardón le será entregado el 21 de mayo en la Universidad de Oslo.

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