Rusia asegura que tendrá su propia estación espacial en 2027

Rusia informó que comenzará a construir su propia estación espacial el año que viene. El plan apunta a que esté en órbita en 2027, dijo esta semana el presidente Vladímir Putin. El anuncio llega un par de meses después del resonado fracaso de la misión de este país que pretendía aterrizar una nave en el polo sur de la Luna. Y cuando India y China han anunciado sus nuevos planes para desarrollar sus respectivas estaciones.

Todo lo que tiene que ver con el financiamiento y las diligencias contractuales está resuelto, dijo este viernes Vladímir Kozhevnikov, diseñador jefe adjunto de la empresa espacial Rocket and Space Corporation Energia. Mientras que se espera que el primer módulo sea lanzado a finales de 2027, el objetivo es poner en funcionamiento cuatro más entre 2028 y 2030, de acuerdo con TASS, la agencia de noticias rusa.

Rusia es uno de los cinco países que colabora actualmente con la Estación Espacial Internacional (EEI), un programa liderado por la NASA que está en sus últimos años. Moscú anunció este año que permanecerá en la estación hasta 2028. Japón, Canadá y la Agencia Espacial Europea apoyarán la continuidad de las operaciones hasta 2030

Putin ha planteado su propia estación, a la que han llamado Estación Orbital Rusa (ROS), servirá para reemplazar a la EEI. «Se está volviendo vieja y llegará a su fin en algún momento alrededor de 2030», dijo a periodistas el jueves. «A medida que se agotan los recursos de la EEI, necesitamos que no solo un segmento, sino toda la estación, entre en servicio».

La hoja de ruta que han revelado explica que la primera tripulación de astronautas volará a la estación seis meses después de lanzado el primer módulo. Aseguraron que no habrá gran diferencia entre los requisitos para los cosmonautas de ROS y los existentes para trabajar en la EEI.

El plan de Rusia sobre una estación espacial luego del fracaso en la Luna

«Los errores son errores. Es una vergüenza para todos nosotros», compartió Putin con los periodistas el jueves, en relación con el último intento de Rusia de volver a la Luna. Y es que el fracaso de esta misión fue monumental, técnica y simbólicamente. Los rusos no habían enviado una misión a la superficie lunar desde 1976, tiempos en los que disputaba a EE. UU. el liderazgo de la carrera especial.

Desde entonces, los rusos intentaron dos lanzamientos a Marte —en 1996 y 2011—, pero ninguno pudo siquiera llegar más allá de la órbita terrestre baja. Aparte de su trabajo en la EEI, ha colaborado con algunas misiones europeas. Pero, el de este año, era su primera gran oportunidad en años para rescatar su vieja imagen de potencia espacial.

La misión Luna-25 se había propuesto aterrizar en el polo sur de la Luna el 21 de agosto, allí donde todos esperan encontrar agua congelada. Pero todo salió mal: un par de días antes del alunizaje, en una de las últimas maniobras, el vehículo no tripulado se estrelló.

La NASA informó varias semanas después que había encontrado un cráter formado por el accidente en la superficie lunar. Lo peor: el equipo de India, quien también había enviado una nave a la misma región del satélite, logró sin problemas el alunizaje unos cuatro días después de la falla rusa.

«Esto es exploración espacial y todos lo entienden. Es una experiencia que podemos utilizar en el futuro», dijo el presidente ruso. «Por supuesto que trabajaremos en esto. El programa lunar continuará. No hay planes para cerrarlo», dijo Putin.

China e India como opciones

India, luego de su misión al polo sur de la Luna, comenzó un programa para explorar el Sol y anunció que espera construir su propia estación espacial. Pero no estará lista hasta 2035. China, por el contrario, ya tiene en órbita su estación desde 2021: Tiangong, que se traduce como «Palacio Celestial».

La última de sus tres partes principales, el laboratorio Mengtian —«Soñando con el paraíso»— se acopló con el resto de la estación en noviembre del año pasado. La estructura tiene la mitad de la capacidad de la EEI, pero China anunció este mes que planea duplicar su estructura en los próximos años.

La Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA, en sus siglas en inglés) dijo esta misma semana que estaba en condiciones de recibir a astronautas extranjeros en su estación. Resalto su intención de forjar un trabajo colaborativo con otras agencias que alcanzaría, incluso, a su misión tripulada a la Luna planificada para antes de 2030. Desde 2011, China no podía participar del programa de la EEI por un veto de EE. UU.

Es a China y no a Rusia a quien le teme la NASA. «Queremos impedir que China llegue y diga que el agua es suya», dijo Bill Nelson, administrador de la NASA, en una entrevista en mayo. «La verdadera carrera espacial está entre nosotros y China».