Taylor Swift también bate récords de contaminación

Taylor Swift lleva mucho tiempo recibiendo críticas de los grupos ecologistas por la inmensa huella de carbono que suponen sus viajes en jet privado. Solo en sus conciertos de 2023, se calcula que ha recorrido 286.000 kilómetros, lo cual supone 7,2 vueltas al mundo y el equivalente a 16 días completos en el aire. Pero la cifra que más preocupa son las 1.216 toneladas de dióxido de carbono que se liberó en la atmósfera. 

Cabe destacar que algunos de esos vuelos no los ha realizado ella misma. Es muy habitual que los millonarios se alquilen o presten sus jets privados entre ellos. Aun así, se trata de toneladas de dióxido de carbono liberadas a su nombre.

Por ese motivo, Taylor Swift ha tenido que comprar al menos 2.433 créditos de carbono. Estos son bonos con los que las empresas, los gobiernos y algunas personas individuales pagan literalmente por contaminar. El dinero de los créditos de carbono se invierte en actividades de captación de gases de efecto invernadero o reforestación, de tal manera que, supuestamente, se compensa lo que contaminan. ¿Pero realmente se compensa? Las estrategias de descontaminación tienen un límite. En cambio, la contaminación de algunas personalidades no parece tenerlo. Está claro que estas personas necesitan desplazarse, ¿pero no sería mejor que abandonasen el jet privado en vez de invertir millones de dólares en compensar lo que contaminan?

La contaminación de Taylor Swift no es algo nuevo

Ya en 2022 se publicó una lista de las 10 celebrities que más contaminan, especialmente a través de sus jets privados. Taylor Swift se encontraba a la cabeza, con 170 vuelos desde enero. 

Su tiempo de vuelo promedio fue de solo 80 minutos, con apenas 225 km por vuelo de media. En base a aquel estudio, sus emisiones totales de vuelo para el año 2022 fueron de 8.293,54 toneladas,  1.184,8 veces más que las emisiones anuales totales de la persona promedio. 

En marzo de 2023 comenzó su gira The Eras Tour, en la que hasta ahora ha liberado las 1.216 toneladas mencionadas anteriormente. La gira aún no ha terminado. Seguirá viajando por el mundo hasta diciembre de 2024, cuando se celebrará el último concierto en Vancouver. Por lo tanto, se espera que las emisiones sigan en ascenso.

El precio de los créditos de carbono

Los créditos de carbono tienen un precio variable, que depende de la situación de contaminación actual. En 2023, cuando comenzó The Eras Tour, se situaba en unos 100 euros por crédito. Dado que un crédito da derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono u otros gases de efecto invernadero, solo en la gira The Eras Tour se habrían necesitado más de 1.200 créditos o, lo que es lo mismo, 120.000 euros. Pero en 2022 se habrían necesitado 8.200 créditos. Sabemos que Taylor Swift ha comprado 2.433 créditos, por lo que necesitaría una cantidad mayor para cubrir todas sus emisiones. Puede que haya comprado más, pero eso es de lo que hay constancia.

Y es que, en realidad, una sola persona puede comprar un máximo de créditos de carbono. Si supera esa cifra, tendría que comprárselos a terceros o producirlos llevando a cabo sus propias estrategias de descontaminación.

De esta manera, si intenta evitar que los multimillonarios no contaminen en exceso, simplemente porque lo pueden pagar. Ese es el problema de estos bonos. Se da carta blanca a quienes tienen dinero para que echen más leña al fuego del calentamiento global. Por mucho que intenten compensarlo, la balanza siempre se desplazará hacia el mismo lado.

¿Qué puede hacer Taylor Swift para solucionar este problema?

Según la lista elaborada en 2022, en ese año el vuelo más corto de Taylor Swift duró solo 36 minutos, de Missouri a Nashville, donde vive su familia. Claramente, se trata de distancias que pueden cubrirse en otros medios de transporte menos contaminantes.

Incluso en caso de necesitar un avión, siempre sería más apropiado recurrir a vuelos comerciales que a jets privados. Sería complicado para alguien con tantos seguidores, que posiblemente le complicarían la posibilidad de tener un vuelo tranquilo.

Entonces, ¿es el dióxido de carbono el precio de la fama? ¿Cuando pagamos por ver a nuestro ídolos estamos dando alas-literalmente- a la contaminación? ¿Hemos pagado esos bonos con los que el millonario paga por contribuir al calentamiento global? Son muchas preguntas en las que no solemos pensar. Quizás no podemos culpar directamente a personalidades como Taylor Swift, sino más bien a ese sistema capitalista en el que además se premia la celeridad y convierte en dioses a nuestros ídolos. Sea como sea, las consecuencias las paga el planeta y, con él, las terminamos pagando todos nosotros.