Noticias de Hoy
Los mejores medios en uno solo

Virgen del Castillo – Prensa Latina

80

Tampoco faltan los tintes pintorescos, como el uso de pólvora abundante y el estruendo de los arcabuces para remitirse a un rito de casi 400 años. Con una población de poco más de 34 000 habitantes, la ciudad se esmera en elevar estas celebraciones de Interés Turístico Nacional al rango de Interés Internacional.

El solemne acto en la Basílica de La Purísima precede a la singular “Minerva”, bendiciendo con el Santísimo Sacramento a toda la soldadesca y al pueblo en general, mientras que el alférez abanderado juega la enseña de rodillas, haciéndola ondear sobre su cuerpo frente a la puerta del templo religioso.

Son apenas instantes de silencio, roto poco después por el estruendo de los arcabuces, cuando más de 200 “tiraores” hacen una nueva “arca cerrada”.

Para entonces se habrá consumido casi el total de los mil 400 kilogramos de la pólvora empleada en 10 días de fiesta, con los “arcabuzazos” que estremecen el firmamento en este lapso.

LA VIRGEN

Viene la ascensión con la Virgen en hombros por el camino del Santuario del Castillo yllega a la explanada, donde el mayordomo jugará por última vez la bandera en presencia de la imagen, mientras rodea tres veces el solitario pino y se introduce finalmente en el templo.

El colofón de los festejos no esconde las emociones de los habitantes de la zona, que, entre vítores, lágrimas de alegría y tristeza, despedirán a la Virgen hasta el próximo año, cuando se repetirá el ritual.

Son apasionados momentos que viven los yeclanos, quienes en las procesiones de subida y bajada de su patrona no escatiman en cánticos y piroposdurante todo el recorrido hacia la Basílica de La Purísima en la ciudad.

Resulta una tradición del siglo XVI que tratan de replicar con la mayor autenticidad posible los lugareños, con los instantes más especiales entre el 6 y el 8 de diciembre de cada año.

Se emplean típicos bicornios y casacas negras que utilizaban las fuerzas municipales o milicias que permanecieron en activo en las tierras de Castilla desde el siglo XVI hasta la segunda mitad del XVIII.

Mientras, los participantes visten un uniforme reglamentario, que consta de un sombrero negro de dos picos, levita, pantalón y corbata de lazo del mismo color, fajín azul y camisa blanca.

Rezos, pasodobles y bandas de música adornan el ambiente, en el cual no faltan los buenos vinos y abundante comida de mucha variedad.

El origen histórico de esta celebración apunta al reinado de Felipe IV cuando, el 17 de julio de 1642, un grupo de 61 yeclanos dirigidos por el capitán Martín Soriano acudió a salvaguardar Cataluña de las tropas francesas que habían invadido el norte de España, en la denominada Guerra de Cataluña, y en defensa de la integridad del territorio nacional.

De regreso a la ciudad, la compañía de Soriano, agradecida a la Divina Providencia y a la Virgen, estableció el culto a la Señora de la Concepción, ya conocida como Virgen del Castillo, pero los habitantes de la urbe acordaron bajar todos los años la imagen, durante unos días, hasta la Iglesia de la Asunción.

Dentro de la rica gastronomía que acompaña al júbilo local, destacan las mezclas de las cocinas murciana, manchega y valenciana.

Entre los platillos, aparecen el gazpacho yeclano, las tortas fritas, las pelotas de relleno, el queso frito con tomate o las empanadas de patatas.

Para muchos, el plato más característico, durante la madrugada del 7 de diciembre y antes de la bajada de la Virgen, son las gachasmigas, elaboradas con harina, aceite, ajo, sal y agua.

(Tomado de Orbe)

Con información de PRENSA LATINA https://www.prensa-latina.cu/2024/01/13/virgen-del-castillo