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Artistas y escritores ven cómo cada vez más es usada la IA para suplirlos

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Prensa Latina

 

Periódico La Jornada
Martes 26 de diciembre de 2023, p. 9

La Habana., La Inteligencia Artificial ha sido inspiración, herramienta y preocupación del cine desde hace varias décadas, por lo cual no debe sorprender que a finales de 2023 aparezca sentada en el banquillo de los acusados.

Las advertencias y los debates en torno a los dilemas relacionados con el uso de los robots por los seres humanos, entre otros temas, plagaron la filmografía internacional, consolidando la categoría de la ciencia ficción más allá de la literatura.

En el camino surgieron cintas memorables: 2001: Odisea del Espacio (1968), Blade Runner (1982), Juegos de Guerra (1983), The Terminator (1984), The Matrix (1999), El Hombre Bicentenario (1999), Minority Report (2002), Her (2013) y Ex Machina (2014), entre otros.

Sin embargo, hoy los programas de inteligencia artificial se enfrentan al paredón de fusilamiento de un mundo de escritores y cineastas que miran asustados cómo sus bolsillos enflaquecen ante las competencias de las máquinas, cuando no son ellas sus enemigos, sino el mercado capitalista, que los convierte en mercancías.

Desde mayo y hasta el 8 de noviembre último, actores y guionistas de Hollywood protagonizaron una huelga de meses que paralizó la industria del entretenimiento, atrasó cientos de programas y películas, y costó miles de millones de dólares a la economía estadunidense.

Las razones de más peso fueron sus críticas al pago de lo que llaman residuales, en referencia a las regalías que tanto unos como otros reciben de los canales de televisión por la transmisión de las películas y series que existen gracias a ellos.

El otro motivo de peso fue la exigencia de una mayor regulación con respecto a los usos de la inteligencia artificial. El personal artístico y los escritores están viendo cómo cada vez más es utilizada para sustituirlos.

Muchos empresarios y científicos coinciden en que el potencial de este instrumento para transformar la sociedad exige que se produzca un consenso mundial que marque el paso.

El parto del ChatGPT, a finales de 2022, marcó el disparo de una carrera por su uso, en la que gigantes como Microsoft y Google incorporaron estas tecnologías a las principales herramientas, pese a las alertas de especialistas ante fallos evidentes y a considerarlas en una etapa inmadura de evolución.

Para el experto en inteligencia artificial Eliezer Yudkowsky, la inteligencia artificial acabará matándonos a todos, juicio tremendista según el criterio de otras empresas que ya las pusieron a su servicio y las ven como un avance del cual el ser humano es responsable.

Para los más pragmáticos, esta tecnología, encargada de hacer acciones que replican los caminos de la inteligencia humana, se han tomado muy buenas y malas decisiones, que con el paso del tiempo causan estragos o suponen grandes logros.

Todo lo que existe en la red se puede crear a través de una inteligencia artificial. Con su interpretación puede generar combinaciones explorando espacios a los que nadie ha llegado antes, declaró el experto español Carles Sierra a la publicación Culturplaza.

Director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y presidente de la Asociación Europea de Inteligencia Artificial, considera que estos sistemas los puede comprender la IA como parte del terreno a explorar.

Al final se trata de saber utilizarla bien, que funciona por códigos. Si le pedimos a la aplicación que genere un nuevo cuadro de Rembrandt lo hará, y puede incluso añadir el espacio que lo rodearía, pero para eso hay que saber bien qué comandos introducir, explicó.

De ahí que si en las redes sociales e Internet habitan también los artistas, la inteligencia artificial puede apropiarse de sus estilos propios.

Ya existen páginas en las que creadores venden sus derechos a los propietarios de estas tecnologías para que repliquen sus estilos; también hay perfiles que cobran por emplear las palabras exactas que introducen en una inteligencia artificial para generar un relato.

Miedo de artistas

La palabra miedo aparece cada vez más en boca de los artistas, preocupados por el futuro de su obra y de su bienestar, que depende del mercado, ante el avance rápido de los usos de la nueva herramienta.

Una cosa es usarla a modo de inspiración como un nuevo punto de vista o instrumento de trabajo, consideran algunos; otra es cambiar al artista por estos programas informáticos.

Sin embargo, Sierra subraya que la máquina no es nada sin el intermediario: Algo que no podrá sustituir nunca la IA es el contacto humano, la explicación social. Obviamente, de aquí a unos años, ella habrá cambiado mucho, y nuestro mundo también. Sólo habrá que ver qué papel tienen las personas en este momento y cuál es su esencia según qué trabajo.

Para los que vemos el vaso medio lleno, su uso puede ser y es positivo si logramos que la máquina recree algo que ahora mismo sería imposible generar.

Uno de los proyectos de Studio Playmodes, de Barcelona, propone en uno de sus espectáculos generar una partitura musical que nace inspirada en el trabajo de los compositores de principios del siglo XX.

El equipo, integrado por ingenieros, músicos y diseñadores que trabajan con tecnologías propias para dar vida a nuevos instrumentos visuales y sonoros, hizo un estudio previo de partituras tradicionales que luego le fueron mostradas a la máquina.

Se hace mediante algoritmos modelamos todas estas ideas en nuestra interpretación, generando cada vez unas partituras totalmente nuevas, explicó Santi Vilanova, coordinador de Playmodes, quien aclaró que cuando generan esta partitura se trabaja un concierto en el que el artista es quien toma la última decisión de la interpretación.

En un foro sobre el impacto de la inteligencia artificial en el Festival de Cine Independiente de Raindance, en Londres, se coincidió en que las personas continuarán siendo relevantes en esta industria.

Entre nuestras prioridades siempre estará ofrecer la perspectiva única y la profundidad emocional que sólo puede brindar la vivencia humana.

Al cineasta estadunidense Mitchell Block, ganador de un Óscar por productor ejecutivo del cortometraje Big Mama (2000), premio al Mejor Documental en la 73 edición de estos premios, no le preocupa que los humanos sean sustituidos por la IA, al menos por ahora.

Por sí sola, la inteligencia artificial no puede crear una idea brillante y comercializable, afirmó, según la publicación Massive. Incluso en un mundo en el que esa tecnología puede introducir la idea en una caja y sale una película, sigue haciendo falta un ser humano que la haga y la mire y diga: esto no sirve o esto es estupendo.

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