Call of Duty alimenta uno de los grandes dilemas de Microsoft: ¿Deben incluir los próximos juegos de la franquicia en Xbox Game Pass desde el primer día? Según reporta The Verge, este tema se está debatiendo en Redmond desde hace bastante tiempo, y aparentemente aún no existe un consenso sobre qué decisión sea la más apropiada.
Es un hecho que, tarde o temprano, los juegos de Call of Duty ya disponibles en el mercado van a colarse en el catálogo de Xbox Game Pass. Sin embargo, la historia no es tan clara al hablar de futuros lanzamientos.
Esta no es la primera vez que el asunto se pone sobre el tapete. Incluso antes de completar la compra de Activision Blizzard, Microsoft había alertado que no todo el contenido del publisher llegaría de inmediato a Game Pass. Esto se debía, en parte, a los acuerdos previos de la firma. Por ejemplo, su asociación con Sony para lanzar ciertos contenidos de Call of Duty de forma exclusiva o por adelantado en PlayStation.
Pero el debate que se plantea en Redmond es más amplio y tiene, lógicamente, tintes corporativos. Según se reporta, quienes se opondrían a incluir los próximos Call of Duty en Xbox Game Pass desde el día de su lanzamiento argumentarían que ello impactaría negativamente en los ingresos de Activision Blizzard.
Otros sí estarían de acuerdo con llevar los nuevos CoD a la plataforma bajo suscripción desde el primer día. Aunque esto podría venir de la mano de otro cambio. Aparentemente, Microsoft analizaría subir el precio de Game Pass Ultimate. La última vez que se modificaron los valores fue en junio de 2023.
Lo que no queda claro es si la inclusión de Call of Duty se podría utilizar como justificativo de ese posible incremento de la cuota; o si el encarecimiento del servicio sería para tratar de recuperar parte de lo que no ingrese por ventas de las futuras entregas del shooter en primera persona. ¿Una mezcla de ambas opciones, tal vez? Por lo pronto, es imposible saberlo.
El dilema de Call of Duty en Xbox Game Pass
Es un hecho que Microsoft necesita, y mucho, de los ingresos de Activision Blizzard. En sus más recientes resultados financieros, la empresa informó una caída del 31 % en la venta de consolas Xbox solo durante el último trimestre.
Como contracara, los ingresos por servicios y contenidos de Xbox crecieron un 62 %, con 61 puntos de impacto neto por la compra de Activision. Es lógico pensar que esa injerencia sea todavía mayor una vez que Call of Duty tenga su esperado desembarco en Xbox Game Pass.
Que la consola ya no es el centro del ecosistema Xbox, no es novedad. Bajo el comando de Phil Spencer, Microsoft Gaming está haciendo una apuesta a todo o nada por Game Pass y Cloud Gaming, y Call of Duty juega un papel crucial dentro de esa estrategia. La saga de disparos en primera persona es una de las más lucrativas de la historia reciente de la industria, y sus nuevos dueños pretenden exprimirla al máximo.
Si eso impacta negativamente en la creatividad e innovación, probablemente poco importe mientras el dinero siga fluyendo hacia las arcas de Redmond. Y si algo ha quedado en claro esta semana con el culebrón por el cierre de estudios de Bethesda, es que ningún opción está descartada, sin importar cuán drástica sea.
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