¿Por qué está de moda usar mascarilla en los aviones?

El uso de mascarilla en los aviones ha cambiado mucho en los últimos años. Hemos pasado de las mascarillas respiratorias, obligatorias para poder viajar en algunos países durante las épocas más duras de la pandemia de COVID-19, a las faciales. Cada vez es más habitual ver a personas usándolas, sobre todo en los vuelos de larga distancia. Sin duda, es una costumbre que han puesto de moda los influencers, ¿pero tiene algún sentido?

Lo cierto es que podría decirse que sí. La piel se resiente mucho en los viajes en avión, principalmente por dos motivos. Por un lado, porque la humedad del aire dentro de las cabina es muy baja. Tanto, que la piel tiende a resecarse muchísimo. Por otro lado, debemos tener en cuenta que, a esa altura, las radiaciones ultravioleta del Sol nos afectan más directamente. Se han realizado estudios para ver hasta qué punto pueden atravesar las cristaleras del avión y se ha comprobado que depende mucho del material; pero, en general, las de tipo A (radiaciones UVA) se cuelan más fácilmente dentro del vehículo. De hecho, se ha visto que los tripulantes de vuelo tienen un riesgo más alto de desarrollar melanomas por esa exposición continuada al sol.

Para los pasajeros no es tan grave, salvo que vuelen con mucha regularidad. No obstante, sí que pueden experimentar más irritación y sequedad en la piel. Por todo esto, no solo puede ser útil usar mascarilla en los aviones. La protección solar es aún más importante.

Una cuestión de humedad

La humedad del aire ideal para la piel debe estar entre el 40% y el 60%. Si se baja de estas cifras, comienza a resentirse el estrato córneo. Esta es una capa externa de la piel, compuesta por unas células, llamadas corneocitos, fusionadas entre sí gracias a una serie de grasas, que actúan como cemento de unión. 

Si estos corneocitos pierden parte de esas grasas, por agresiones externas de la piel o incluso por la simple acción de los jabones, se contraen, causando una sensación de tirantez e incomodidad. Además, si ocurre de forma mantenida, se pierde elasticidad y la piel adquiere poco a poco cierta rugosidad. 

Afortunadamente, tanto el agua que bebemos o tomamos en la dieta como la humedad del ambiente ayudan a mantener esa lubricación en caso de que los corneocitos se resientan. Lamentablemente, en los aviones la humedad puede bajar del 20%. Algunos estudios señalan que tras las dos primeras horas después del despegue ya ha bajado del 10%. Por lo tanto, no hay bastante humedad en el aire para mantener la piel suficientemente hidratada.

Como consecuencia, algunos pasajeros describen picor y molestias durante los vuelos, especialmente si son de muchas horas. 

Más allá del uso de mascarilla en los aviones

¿Significa todo esto que es aconsejable usar mascarilla en los aviones? No necesariamente. Una buena rutina de hidratación antes del vuelo puede ser suficiente. Además, es importante minimizar las agresiones de la piel. Por ejemplo, si no se usa maquillaje para montar en el avión, mejor.

En cuanto a la protección solar, sí que es una aliada que no deberíamos olvidar. En las ventanillas de vidrio, la radiación UVA podría penetrar incluso en un 53%. Si el vuelo es largo, supone muchas horas de exposición a daños celulares que se pueden minimizar utilizando una simple crema. Por eso, no solo es altamente recomendable para la tripulación. También para los pasajeros.

Más allá de eso, si nos gusta usar mascarilla en los aviones, no hay motivos para no hacerlo. Desde luego, ese chute de hidratación será ideal para nuestra piel. Pero también podemos dárselo antes y después, no es necesario que sea durante el vuelo. Cada cuál que decida cuándo quiere hacerlo.