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En los últimos años, las proteínas se han convertido en el nutriente estrella. Han pasado de ser una pieza más de una dieta saludable a convertirse en un factor clave que, según la publicidad y los influencers del fitness, es muy importante reforzar. Por eso, a las que ya se pueden ingerir en la dieta se han ido sumando primero los suplementos en polvo y después todo tipo de productos reforzados, desde leche hasta barritas de cereales. También han pasado de ser productos propios de establecimientos especializados a poder comprarse en cualquier supermercado. Mercadona, por ejemplo, es uno de los que cuentan con una oferta más amplia. Pero hay un problema: abusar de los productos ricos en proteínas puede ser peligroso.

Según un estudio publicado recientemente por científicos de la Universidad de Pittsburgh, si el aporte de proteínas supone más de un 22% de las calorías de la dieta, aumenta el riesgo de padecer aterosclerosis. Esta es una de las principales causas de enfermedad cardiovascular, por lo que es un problema serio.

Por otro lado,  estos científicos han observado que uno de los aminoácidos que más influyen en este efecto negativo del exceso de proteínas es la leucina. Esta se encuentra en mayor proporción en las proteínas de origen animal, como las que se encuentran en la carne, los lácteos y el huevo. Por eso, estaríamos ante un motivo más para aumentar las proteínas de origen vegetal. Ahora bien, lo que está claro es que los productos ricos en proteínas no son necesarios. Generalmente basta con las que podamos obtener a través de la dieta, sobre todo si proceden de fuentes vegetales, como las legumbres.

A veces puede que sí sea necesario aumentar la ingesta, sobre todo en caso de deportistas o personas que hayan perdido masa muscular por alguna enfermedad. Pero, en esos casos, basta con tomar suplementos. Recurrir a tortitas, flanes o yogures ricos en proteínas es innecesario, puede darnos un exceso de ciertos aminoácidos y, para colmo, suelen ir acompañados de azúcares añadidos y otros ingredientes que no necesitamos. 

¿Cómo se produce la aterosclerosis?

Ya hemos visto que los productos ricos en proteínas pueden favorecer la aterosclerosis. ¿Pero en qué consiste esta exactamente?

Se trata de una afección asociada al aumento de los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL). Esto es lo que se conoce coloquialmente como colesterol malo, aunque es una reducción demasiado simplista de sus efectos.

A bajos niveles no es peligroso, pero sí que es verdad que un exceso de este tipo de colesterol promueve la formación de placas de ateroma. Es algo que ocurre durante varias fases. En primer lugar, cuando empieza a acumularse la LDL, se pierde el equilibrio entre la vasodilatación y la vasoconstricción de la capa que recubre los vasos sanguíneos. De este modo, se favorece su contracción, dificultando que la sangre fluya correctamente. Esto suele ir acompañado de procesos oxidativos, que son totalmente normales en las células, pero que en exceso pueden asociarse a muchas enfermedades. En este caso, se oxida la LDL, dando lugar a oxLDL. Al producirse este proceso, acuden a la zona diversas células del sistema inmunitario, para tratar de evitar esa acumulación dañina de colesterol en el interior de los vasos sanguíneos.

Esta podría ser la salvación, pero también es parte del problema. La acción del sistema inmunitario deja como daño colateral la inflamación, que en exceso resulta dañina. Además, entre las células que acuden a la zona se encuentran los macrófagos, cuya función es fagocitar posibles agentes dañinos para el organismo. Dicho de muy grosso modo, se los comen. Cuando los macrófagos fagocitan la oxLDL se van inflando de colesterol, dando lugar a la formación de células espumosas, que también se acumulan en el interior de los vasos sanguíneos. Todo esto provoca la formación de algo conocido como placas de ateroma. 

Estas dificultan el paso adecuado de la sangre. Pero, además, pueden desprenderse, viajar por el torrente sanguíneo y provocar un trombo en vasos sanguíneos vitales. Por eso, es muy importante prevenir su formación. 

batidos de proteínas
Los suplementos pueden ser necesarios en algunos casos, pero no deben ser la norma. Crédito: Jackson Simmer (Unsplash)

¿Qué ocurre con los productos ricos en proteínas?

Los autores de esta investigación, publicada en Nature Metabolism, han comprobado que una dieta demasiado rica en proteínas favorece el reclutamiento excesivo de células del sistema inmunitario en los vasos sanguíneos, especialmente de macrófagos.

Pero, sobre todo, parece haber un problema con la leucina. Las proteínas están compuestas por una especie de bloques individuales, de los cuales existen 20 tipos diferentes. Uno de ellos es la leucina. Es totalmente necesaria, pues sin ella no podrían fabricarse algunas proteínas esenciales para el organismo. Sin embargo, a la vista está lo peligroso que puede ser un exceso de la misma.

Esta información es muy útil de cara a la fabricación de productos ricos en proteínas. Se podrían concentrar aquellas proteínas con niveles más bajos de este aminoácido. No obstante, es algo innecesario. Según los autores de este estudio, en Estados Unidos, donde han llevado a cabo su investigación, casi una cuarta parte de la población excede ese 22% de proteínas en su dieta. Está claro que la moda y la obsesión por este tipo de productos está llegando demasiado lejos. Todos los nutrientes son necesarios en un justo equilibrio. No necesitamos productos nuevos para reforzar ninguno de ellos. Con los alimentos que tenemos a nuestro alcance es más que suficiente. 

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