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Estudiar lo más diminuto da cuenta de los fundamentos elementales del mundo

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Mónica Mateos-Vega

Enviada

Periódico La Jornada
Martes 5 de diciembre de 2023, p. 6

Guadalajara, Jal., La ciencia y su afán por desentrañar todos los secretos del universo atrajeron a cientos de jóvenes a la charla que sostuvieron en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara Javier Santaolalla, ingeniero, doctor en física y exitoso divulgador científico, y Rogelio Tomás, también físico, experto en colisión de partículas.

El conversatorio tuvo como eje temático la pregunta: ¿por qué estudiar lo diminuto? La respuesta, que se fue tejiendo en el diálogo, concluyó que hay una curiosidad natural en el ser humano que impulsa a desmenuzar las cosas hasta sus fundamentos más elementales.

Santaolalla y Tomás recordaron que desde los antiguos filósofos griegos, como Demócrito y Leucipo, se buscaba ese fundamento. De hecho, mencionaron que ellos llegaron a una conclusión correcta por medio del razonamiento lógico y la observación directa de las cosas: los objetos se componen por la suma de unidades simples, por ejemplo, los átomos.

Hay una relación directa entre la filosofía y la física. No obstante, la primera desmenuza los objetos y fenómenos físicos de manera práctica e inmediata. El impulso humano de desmenuzar las cosas hasta entenderlas ha existido desde siempre, prueba de ello son las teorías ya mencionadas, detalló Santaolalla.

Hoy día, continuó el influencer, las técnicas físicas más avanzadas “permiten desmenuzar esas partículas precisamente al acelerarlas para colisionarlas y romperlas. Lo que le interesa al científico es observar qué y cómo se ha roto la partícula. Para ello, existe el colisionador de hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), que a grandes rasgos es un aparato que se encuentra en Suiza, que acelera las partículas a lo largo de un circuito de 27 kilómetros de circunferencia para colisionarlas y lograr la mencionada ruptura.

“Pero, ¿por qué preferir específicamente al colisionar partículas por sobre otras técnicas? De nuevo, a grandes rasgos, porque al romper las partículas al colisionarlas podemos encontrar nuevas partículas elementales de la realidad que nos dan cuenta de los fundamentos teóricos más primordiales del mundo que nos rodea.

▲ Los físicos destacaron la curiosidad natural que impulsa a romper las partículas en busca de otras nuevas.Foto Arturo Campos Cedillo

“El colisionador de hadrones nos ayuda a confirmar tales teorías científicas que se han planteado desde los años 60, pero que por falta de técnica permanecían sin ser confirmadas. Otra razón para preferir este método es a fin de ‘forzar’ que eventos físicos relevantes ocurran. Todo el tiempo están ocurriendo colisiones, pero no son interesantes, porque no se dan a alta velocidad. El colisionador usa la fuerza bruta para, como diría Roger Bacon, antiguo filósofo de la ciencia, ‘arrancar los secretos a la naturaleza’.

A los físicos nos gusta jugar entre magnitudes, insistió Santaolalla, quien tuvo embelesados a los jóvenes asistentes con sus términos plásticos y lúdicos que explican la labor de la física cuántica.

Detalló que “en una colisión de partículas, mientras más energía se utilice mayores serán los fenómenos observables. Por eso hay otro factor importante: la luminosidad. Sucede que en las partículas tan pequeñas suele ser difícil vislumbrar su efecto. Mientras más luminosidad, mayor cantidad de fenómenos observados.

Por eso, el colisionador de hadrones ha tenido un éxito bastante relevante. Por supuesto: viene al caso recordar el descubrimiento del bosón de Higgs en 2012, la partícula más elemental conocida hasta ahora. Las ambiciones físicas hoy día se han expandido más y ahora se apunta a recrear el efecto que llevó a su descubrimiento, pero magnificado. Es decir, se pretende construir una máquina colisionadora por lo menos tres veces más grande que el colisionador de Ginebra, Suiza.

No obstante, Santaolalla recalcó que por más impresionantes y relevantes que resulten los descubrimientos científicos, los errores son parte importante de la ciencia, porque permite seguir perfeccionando sus alcances.

Por último, los científicos dejaron planteados algunos de los paradigmas teóricos aún sin resolver, que encantaron a los cientos de admiradores de Santaolalla (seguido en redes sociales por más de 6 millones de personas); por ejemplo, la naturaleza de la antimateria, la materia oscura o la supersimetría.

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