todo es culpa del invierno atípico lleno de polen

Aunque la creencia común es que los síntomas relacionados con alergias solo se desatan en tiempos de primavera, la verdad es que quienes sufren de alergias lo suelen pasar mal también en invierno. Los pólenes están durante todo el año, pero muy en particular en el invierno que todavía no termina se ha detectado una presencia mucho mayor de pólenes respecto a la misma temporada pasada.

No son pocas las quejas en CDMX. Redes se inundaron desde hace semanas con personas que buscaban explicaciones de sus malestares y alguien que tuviera las mismas penas para poder compartirlas. A propósito, en al UNAM se llevó a cabo la conferencia de prensa ‘Contaminación por Polen ¿Cómo nos está Afectando?’. Ahí, la coordinadora de la Red Mexicana de Aerobiología (REMA), María del Carmen Calderón Ezquerro, dio luz sobre el tema: los pólenes se incrementaron en casi un 100% para la zona de Chapultepec y en un 40% en la zona de Coyoacán.

Los fresnos tienen mucha responsabilidad de las alergias de la ciudad. Entre el 50% y el 55% de los pólenes en el aire son precisamente de los fresnos. Esos pólenes comienzan a dispersarse entre noviembre y diciembre y normalmente llegan a febrero, de manera que “todavía esperamos que haya altas concentraciones por lo menos en enero y febrero para ir disminuyendo en marzo“, dijo la bióloga Calderón.

Los pólenes aumentan su concentración en la atmósfera entre las 12 del día y las seis de la tarde y disminuyen por las mañanas y por las noches.

Contaminación del aire

El polen no son más que granos que funcionan como ligamento masculinos de las plantas y tienen como propósito último ayudar a la fecundación de otras, lo que eventualmente resulta en nuevas semillas. Quienes son muy susceptibles al polen tienen polinosis, aunque es común que nos refiramos a la condición como una alergia al polen. 

Las polinosis no son graves, pero sí son extendidas. Más del 15% de la población es sensible al polen y la evidencia sugiere que la cifra puede ser mayor entre las personas más jóvenes. Los síntomas se pueden presentar en ojos, con conjuntivitis, lagrimeo o comezón, o directamente en las vías aéreas con estornudos, obstrucción, malestar en garganta y algunos que sí son más graves como sensación de falta de aire.  

No todas las personas son sensibles al mismo tipo de polen. El de fresno es uno de las comunes en la ciudad y también de los más comunes a tener sensibilidad, pero existe personas con polinosis que podrían no estarla pasando mal por el polen de fresno y de todas formas tener problemas cuando llegue la temporada de polen de pasto. El otro gran problema es que el aumento de polen en el aire no es uno de los factores que se toman en cuenta para determinar los niveles de contaminación en el aire en CDMX. A decir de la REMA, ya hay pláticas con la Secretaría de Medio Ambiente para que eso cambie. 

El polen que se genera en CDMX no solo afecta en las regiones donde se genera, sino también en toda la ciudad. Los vientos se encargan de transportar el polen a algunas regiones del Valle de México, según explicó Benjamín Martínez, investigador del Grupo Cambio Climático y Radiación Solar del Instituto de Ciencias de la Atmósfera. La circulación de aire hace que el polen se disperse y alcance más zonas, pero el cambio climático tiene también efectos en su propagación. La evidencia sugiere que el calentamiento global está acelerando la floración y por lo tanto la siguiente oleada de polen, la de primavera, llegará cada vez más temprano en el año. 

La única forma de contrarrestar efectivamente el exceso de polen en el ambiente es la lluvia. Una vez que las lluvias fuertes comiencen, la atmósfera se “lava” y los síntomas por alergias disminuyen. 

La recomendación de todos los especialistas del panel fue que las personas con algún nivel de polinosis deben visitar a un alergólogo quien, en en el mejor de los casos, debe identificar a qué tipo de polen se es alérgico para identificar cuáles son las temporadas de mayor riesgo.